Crece con los días el clamor social para que el gobierno elabore una estrategia efectiva de seguridad en los centros de salud del país, debido a las constantes agresiones de las cuales son víctimas los trabajadores del sector, por parte de individuos, familiares o relacionados con pacientes que acuden a esos lugares.
Cada semana son reportados incidentes de ataques verbales o físicos contra médicos, enfermeras, terapistas, personal de limpieza e incluso contra los pocos agentes de seguridad desplegados en los hospitales públicos y en centros de atención primaria, dándose el caso de que delincuentes han logrado escabullirse para asesinar a pacientes por ajustes de cuentas.
Machetes, piedras, sillas, palos, cuchillos y hasta los objetos quirúrgicos empleados para curar a los pacientes constituyen parte de la amplia gama de cosas que los violentos utilizan para atacar al personal de salud que en ocasiones reciben lesiones y heridas serias, que les limitan e incapacitan para cumplir su sacrosanta labor de sanar a los enfermos.
En algunos países, agredir verbal o físicamente al personal de salud incluyendo a los técnicos del 911, bomberos, conductores de autobuses y trenes entre otros servidores públicos constituyen agravantes de las penalidades a las que se exponen los agresores, por tanto no se les imponen las penas mínimas dispuestas en las leyes, sino que los transgresores reciben condenas ejemplarizantes.
Los amables lectores saben sin embargo, que en nuestro país las cosas se toman a la ligera, esto es, agreden a un trabajador de la Salud, como ocurrió esta semana en el Hospital Materno Infantil de Los Mina en la que una Médico residente de Pediatría fue atacada sin justificación por la madre de un paciente en el área de Emergencia y nada pasa.
Las autoridades no deben esperar a que médicos o enfermeras sean asesinados en Clínicas y Hospitales públicos para entonces, poner en práctica el «allante y movimiento» con una parafernalia de supuesta seguridad en los centros de salud durante dos o tres días, para luego volver a la apatía habitual y de eso no se trata, pues estamos hablando de proteger la vida de quienes dedican sus existencias a cuidar la salud y salvar vidas del resto de los dominicanos.