Cuando el poeta Antonio Machado escribía “ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio contigo porque me matas, sin ti porque me muero» nunca imaginó que ese merismo tendría tan profundo significado en estos momentos en los que se avanza hacia las votaciones presidenciales y congresuales dominicanas con un telón de fondo desalentador en torno a los afectados del coronavirus.
La flexibilización de las medidas iníciales de contención del COVID-19 esta multiplicando la cantidad de contagiados y muertos en el país, pero tan peligrosa es esa situación, como el relajamiento de las resoluciones emitidas en lo inicios de la crisis, es la actitud hasta cierto punto irresponsable que asumen cada vez más ciudadanos para lograr contrarrestar eficazmente la pandemia.
Fiestas en calles y discotecas, hacerle caso omiso al distanciamiento social, andar por todos lados sin usar mascarillas, no acudir a centros de pruebas si presentan síntomas y la incredulidad frente a lo dañino del coronavirus manifestada por algunas personas, está pasando la factura con mayores contagios.
Unido esto a la falta de drasticidad y la baja de la guardia de las autoridades y algunas negligencias con razones no muy claras hacen del que el panorama no luzca muy alentador
Con ese camino de incertidumbre nos conducimos hacia las elecciones del 5 de julio, que en nuestra opinión producirán masivas votaciones debido a las particularidades expresadas en las múltiples encuestas publicadas y por la determinación de los partidos contendientes de movilizar sus bases en los capítulos finales de esta guerra sin cuartel.
Ante tal situación se hace necesario que tanto las autoridades como los ciudadanos estén conscientes de que la mínima negligente sume más enfermos, entonces es responsabilidad de los cuídanos cumplir las normas y de las autoridades, hacerlas respetar.
Del comportamiento ciudadano y de la seriedad en el manejo de la pandemia va depender que se pueda continuar el proceso de reapertura de las actividades económicas.