Este fenómeno se da cuando el individuo afectado colabora con su causante, o sea, se pone de parte de quien le hace daño, al momento en que se ejerce el acto.
Se llama de Estocolmo, porque fue en esa ciudad de Suecia, donde por primera vez se registró este fenómeno involuntario, cuando en un banco comercial se produjo un asalto que mantuvo secuestrados a todos los empleados, y una de las asaltadas colaboró involuntariamente con sus secuestradores, haciendo que sus acciones les fueran más fáciles.
Es esto mismo lo que hemos observado durante el proceso y desarrollo de las elecciones generales municipales llevadas a efecto el pasado domingo 18 de febrero, donde no brilló la voluntad popular, sino que el voto registrado fue producto de la deshonra de personas inescrupulosas, motivadas por la ambición de poder del gobierno de turno, que para perpetuarse en el poder, le llenaron los ojos a los electores con el dinero del pueblo y que aquellos que no pudieron controlar sus emociones, por el hambre del dinero, se unieron a ellos, mientras que la gente decente optó por no ejercer el voto.
De todas maneras, aunque de manera sucia, irrespetando las reglas de la propia Junta Central Electoral, serán las autoridades municipales que tendremos en los próximos cuatro años y ojalá que esos indelicados que obtuvieron dinero por el voto, nunca tengan la necesidad de quejarse frente al pueblo, del cual son también parte, y que sin vergüenza, hoy celebran.
Por Ramiro Delgado Lorenzo
