A todos (as) los (as) “anti pro-vida”, les debe quedar bien claro, que en Génesis 1:28, Dios les dio el siguiente mandato a Adán y a Eva: «… fructificad y multiplicaos; llenad la tierra…»
Quiere decir que, desde el punto de vista divino, el derecho a ser concebido, desarrollarse, permanecer en el vientre de su madre hasta el momento de nacer, crecer y desarrollarse, es un derecho dado por Dios como el Creador del universo, a cada niño y a cada niña.
Ningún código de ley, ni internacional, ni nacional, tiene derecho ni autoridad para quitarle el derecho que Dios le dio a un niño o a una niña después que ha sido concebido (a) en el vientre de su madre. Es un derecho a la vida, que el niño y la niña tiene, que nadie se lo puede quitar. Ellos no pueden defenderse a sí mismos, somos nosotros los cristianos y los “pro vida”, quienes tenemos que luchar a favor de esos (as) impotentes inocentes.
Para los abortistas, les dejamos la siguiente sentencia que por inspiración divina, dictó el profeta Isaías:
“! Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía, para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!” (Isaías 10:1-2).
¡Defendamos el derecho a la vida!
Silverio Manuel Bello Valenzuela.
Pastor, teólogo, profesor catedrático y escritor