No deben existir dudas entre quienes conocen el historial de la extravagante artista neoyorquina Bercalis Almánzar conocida en el ambiente farandulero como Cardi B, de que su propuesta de unificar a Haití con la República Dominicana es el resultado del desconocimiento cabal de las raíces históricas que conforman ambas naciones.
Desde siempre, al igual que Cardi B han existido dentro y fuera de nuestro país personas cuya simplezas de análisis o intereses particulares les lleva a publicitar la descabellada idea de fusionar ambas culturas, como salida mágica para borrar de golpe y porrazo el profundo atraso de las fuerzas productivas en el lado oeste de la isla.
En referencia a Cardi B, el hecho de su ascendencia dominicana por parte de padre (la madre es oriunda de Trinidad) no significa que deba conocer la historia de lucha y sacrificio llevada a cabo por los fundadores de nuestra nacionalidad, asimismo, su difícil adolescencia entre pandillas y alejamiento de la aulas docentes, les producen grandes limitantes para apreciar lo que constituye para los dominicanos el amor a la Patria.
Sin embargo, debemos acostumbrarnos a que de vez en cuando aparezcan escritores, políticos y artistas, algunos incluso con raíces dominicanas que afanados en sus aspiraciones o búsqueda de notoriedad y escandalizar lancen al aire esas ideas absurdas. Pero acordes con el momento o las circunstancias, para ajustarse a lo políticamente correcto.
Felizmente, el acendrado patriotismo de los dominicanos donde quiera que estén, constituye una fortaleza inexpugnable a la hora de defender lo que somos y queremos seguir siendo, como pudo evidenciarse en las masivas y fulminantes respuestas que de inmediato recibió la rapera Cardi B al hablar de fusión con Haití, por parte de los orgullosos quisqueyanos ante la pifia cometida.