La Oficina Para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), ha convocado a licitación pública para contratar a empresas calificadas que puedan extender la línea 1 del Metro, hasta llegar al sector Punta de Villa Mella, con una distancia de 2.3 kilómetros, que abarcará dos estaciones más pero que impactará positivamente a 400 mil habitantes de la zona norte de la capital de la República.
Algunos dirán, «es muy corto el tramo», el costo de 185 millones de dólares es mucho dinero”, “hay otras cosas más importantes» y así veremos opiniones fútiles sobre una obra que contribuirá a aminorar el fardo pesado de miles de personas que diariamente atraviesan el calvario de acceder a sus trabajos, escuelas, comercios, doctores y luego retornar a sus hogares, en medio del infernal transporte capitalino.
Esos teóricos, quizás en sus aires acondicionados, torres y vehículos lujosos, se oponen a esas inversiones porque no viven en el otro extremo de la ciudad y por tanto no conocen la experiencia de durar 3 y 4 horas entre ir y venir, en un tapón, apiñados en chatarras andantes, llamadas carros públicos o desvencijadas guaguas «voladoras» conducidas por irresponsables que arriesgan vidas humanas en cada viaje.
Esas tres o cuatro horas perdidas en el irritante congestionamiento vehicular pueden reducirse a 25 minutos en el Metro de Santo Domingo, que además irá presentando respuestas paulatinas a la única solución viable hasta el momento para el rompecabezas del desplazamiento vehicular de ciudadanos que es la masificación del transporte, extendiendo las vías de un Metro que ha demostrado su utilidad en las zonas excluidas y marginadas.
Los trabajos, que han de iniciarse en noviembre, una vez la licitación culmine y los estudios correspondientes aseguren la calidad de la construcción, tienen que servir para ir adicionando líneas del Metro en todas las direcciones posibles, coadyuvando a que los pobres pueda gozar de un servicio económico, rápido y seguro en la capital.