A Miguel Mejía, (Miguelón), ex embajador y exministro sin cartera para Políticas de Integración Regional y Secretario General de la agrupación Izquierda Unida , se le conoce como un activista de larga data en el escenario de los movimientos contestatarios dominicanos, con sólidos lazos internacionales con entidades cercanas al espectro ideológico que sustenta.
Sus críticas contra la política exterior dominicana en este gobierno, que ha convertido el Ministerio de Relaciones Exteriores (MIREX), en una oficina del Departamento de Estado Norteamericano, encuentra eco en una amplia capa de la población, que motivó un decreto de «destitución» aunque Mejía asegura que había renunciado meses antes.
Nos inclinamos a creer la versión de Miguel Mejía en cuanto a su renuncia previa, pues sus puntuales y ácidos cuestionamientos públicos a las posturas de política exterior seguidas por el presidente Luis Abinader auguraban una segura retaliación gubernamental, y quizás para humillarle, la renuncia se transformó en «destitución».
El subyugamiento de Abinader no debe sorprender, pues antes de ganar su primera gestión expresó claramente que su lineamiento exterior priorizaría los intereses de Estados Unidos, y por eso, varios megas proyectos de inversiones chinas en el país están paralizados, pues los estadounidenses les temen a las inversiones Chinas en este hemisferio.
Pero en lo atinente al exministro rebelde, Miguel Mejía, mostró coherencia y dignidad al salir de un gobierno cuyas decisiones en materia exterior calificó como un «desastre» y » no alineadas con los intereses nacionales sino con los de potencias extranjeras», que es una opinión compartida por muchos dominicanos, aunque el férreo control de la prensa haga inaudibles esas voces.