Cuando al presidente Luis Abinader, le requirieron externar una opinión con respecto a la decisión de allegados al Ministro de Medio Ambiente Orlando Jorge Mera, de perdonar a Fausto Miguel de Jesús, “amigo, era como un hermano”, y en cuyas manos encontró la muerte, Abinader respondió en tono adusto, «que lo perdone Dios».
Reflejaba en esa frase tajante, la determinación de la ciudadanía en judicializar al causante de uno de los momentos más definitorios en las relaciones interpersonales en una sociedad horrorizada por los persistentes y abominables hechos de sangre. Fausto Miguel de Jesús recibió 30 años de prisión.
Otro de esos episodios execrables lo constituye la muerte del niño Gioser Félix, baleado en un intento de atraco a su padre Sergio Luis Féliz, luego de arribar al país, por el aeropuerto de Santiago de los Caballeros, procedente de Estados Unidos.
Las pesquisas por el Ministerio Publico apuntan a la participación de Derlyn Javier Mercado Martínez (Eyery), César Junior Ulloa Cuevas, Luis Ángel Vargas Brito (el Cuñao), José Manuel Almonte Santana (Buqui), y Elián Martínez Sánchez (Odalis y/o la Leche), entre los cuales sobresale Tomás Espinal Morel alias Tomasito, «amigo y como un hermano» de Sergio Luis Féliz, lo que no le impidió planificar y coordinar la acción para robar y posiblemente asesinar al recién llegado, pero al fallar el plan, la emprendieron a tiros contra el vehículo, matando al menor.
La amplia repercusión y la presión policial para solucionar el suceso motivó al padre de Derlin Javier Mercado Martínez, uno de los implicados, a entregarlo a las autoridades, declarando desilusionado sus esfuerzos para que su vástago cambiara el estilo de vida, llegando incluso a enviarlo a Estados Unidos para alejarlo de los malos caminos, “pero no fue posible».
Al extender sus condolencias a la familia de la víctima, el padre del encartado manifestó su deseo de que «la Justicia se encargue», dando a cada cual su merecido, aunque ahora los bandoleros muestren un falso arrepentimiento y pidan perdón, a lo que el pueblo, sumido en la indignación, al igual que a Fausto Miguel de Jesús, les responde, «que los perdone Dios».