La sentencia TC0788/24 emitida por el Tribunal Constitucional que declara contrarios a la Carta Magna los artículos 156 y 157 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral, es un golpe contundente a los partidos dominicanos, pues elimina la obligatoriedad de que las candidaturas sean presentadas por agrupaciones políticas reconocidas.
Si las maniobras desesperadas de los partidos tradicionales no logran un contraataque unificado para descarrilar, mutilar o «reinterpretar» la mencionada sentencia, en el torneo electoral del 2028 muchas personas sin militancia política con anhelos electivos podrán aspirar a ser electos en una boleta al margen de las instancias políticas.
Esa sentencia es un revés al sistema partidos, que vienen perdiendo credibilidad pública al paso del tiempo, debido a la carencia de democracia interna en las selecciones de candidaturas, a las imposiciones de las cúpulas, a los amarres, trapisondas y zancadillas en contra de candidatos que no gozan de la bendición de los jerarcas de esas entidades,
El Tribunal Constitucional asesta una estocada a los alicaídos partidos políticos, cuyos candidatos competirán en un escenario electoral híbrido, con múltiples frentes, que disgregarán las donaciones económicas, dividirán los apoyos de los grupos de influencias y obligarán a esas instancias a escoger candidatos populares, en torneos internos transparentes.
Las personas interesadas en optar a una candidatura congresual, municipal e incluso presidencial, ahora pueden reunir las condiciones legales requeridas y presentarse como independientes, aunque avizoramos que sobre la sentencia TC0788/24 el último capítulo todavía no se ha escrito, como se demostrará antes del 2028.
