El inicio por la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) de la ampliación de la línea 1 del Metro de Santo Domingo causa gran regocijo en los cientos de miles de ciudadanos que cada día utilizan ese medio para acceder a lugares de labor, comercio, centros de salud y estudios e incluso a sus hogares, de manera rápida y segura.
Nosotros, que hemos sido reticentes con los préstamos internacionales obtenidos por los gobiernos dominicanos, entendemos positivo el desembolso de los primeros 100 millones de dólares, una vez cumplido el estricto y transparente proceso de licitación avalado por la Agencia Francesa de Desarrollo, con el objetivo de empezar las obras para extender la estaciones existentes.
Ampliar las 16 paradas de la Línea 1 al tiempo de obtener 72 nuevos vagones para duplicar la capacidad de movilidad del metro como se tiene previsto, tenderá a ir descongestionando el caos del tránsito vehicular en las calles y avenidas capitalinas, pues las estadísticas indican la preferencia de los ciudadanos por este servicio, que hasta el momento se ha manejado con eficacia.
Los casi 400 mil usuarios que se benefician diariamente del Metro de Santo Domingo, tendrán nuevas opciones de interconexiones entre las vías sin necesidad de utilizar varios vehículos, pagar en múltiples ocasiones, exponerse a ser atracados y encima sufrir los desesperantes y agónicos congestionamientos vehiculares de la capital.
Extender las estaciones del metro cada vez más y más, multiplicado las interconexiones entre las diferentes líneas que la población amerita, al tiempo de ampliar las rutas de los servicios públicos y privados de autobuses para masificar el transporte colectivo, constituyen elementos primordiales para atacar a fondo la anarquía vehicular que nos corroe.