sábado, octubre 5, 2024
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ONU pide medidas global para amortiguar impacto del COVID-19 en el mercado laboral

COVID-19 ha alterado la vida de miles de millones de personas y ha puesto en peligro la economía mundial.

Con la pandemia de coronavirus causando estragos en los mercados laborales de todo el mundo, las Naciones Unidas piden una respuesta global proporcionada a la magnitud de la crisis, mientras que los países implementan medidas de emergencia para estimular la economía y apoyar los medios de vida.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha anunciado una recesión global, y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pronostica que para el segundo trimestre de 2020 se habrán perdido a nivel mundial un número de horas de trabajo equivalentes a las de 195 millones de trabajadores a tiempo completo. Y para finales de año, se habrán perdido salarios por valor de 3,4 billones de dólares.

Los confinamientos, totales o parciales, afectan a casi 2700 millones de trabajadores, lo que representa alrededor del 81 por ciento de la población activa mundial.

Como resultado, las empresas de muchos sectores económicos se enfrentan a pérdidas catastróficas, que amenazan su solvencia, mientras que millones de trabajadores podrían ser despedidos. El impacto en las actividades generadoras de ingresos es especialmente severo para los trabajadores desprotegidos y los grupos más vulnerables de la economía informal.

El balance final de empleos perdidos en 2020 dependerá principalmente de la evolución de la pandemia y de las medidas tomadas para mitigar sus efectos. Tal como están las cosas, el número de desempleados en el mundo a finales de 2020 podría ser significativamente mayor que las estimaciones iniciales cifradas en 25 millones, según la OIT.

“La crisis ha sacado al descubierto el enorme déficit de trabajo decente que aún prevalece en 2020 y la vulnerabilidad de millones de trabajadores cuando se produce una crisis” – Director General de la OIT

«La crisis ha sacado al descubierto el enorme déficit de trabajo decente que aún prevalece en 2020 y la vulnerabilidad de millones de trabajadores cuando se produce una crisis», dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder, en una declaración escrita presentada en las Reuniones de Primavera del FMI y Banco Mundial el 17 de abril.

El turismo se encuentra entre los sectores más afectados. A principios de abril, el 96 por ciento de los destinos turísticos en el mundo están bajo restricciones de viaje debido a la pandemia.

«El COVID-19 ha afectado a los viajes y al turismo como ningún otro evento en la historia», dijo Zurab Pololikashvili, Secretario General de la Organización Mundial del Turismo (OMT).»Con el turismo suspendido, los beneficios del sector se ven amenazados: se podrían perder millones de empleos, y el progreso logrado en los campos de la igualdad y el crecimiento económico sostenible podría retroceder.”

Pololikashvili pidió a los Gobiernos que revisen continuamente las restricciones de viaje y las alivien o cancelen tan pronto como sea posible.

Propuestas de la OIT

El Director General de la OIT ha presentado un plan de respuesta, entorno a cuatro pilares, con medidas para hacer frente a la crisis generada por el COVID-19, que tiene como foco principal a las personas y se basa en la solidaridad mundial.

Primeramente, estimular la economía y la demanda de mano de obra utilizando las herramientas fiscales y monetarias disponibles y el alivio de la deuda. La inversión pública en los sistemas sanitarios sería doblemente efectiva, como una contribución crucial para vencer la pandemia y crear empleos decentes.

En segundo lugar, asistir de manera inmediata a las empresas, preservar los empleos y ayudar a que se mantengan los ingresos. En este contexto, Ryder destacó la necesidad específica de invertir en medidas de protección social, que ayuden a mitigar los peores efectos de la crisis a la vez que actúan como estabilizadores económicos.

En tercer lugar, garantizar una protección adecuada a todos aquellos que continúan trabajando durante la crisis. Eso requiere garantías de seguridad y salud en el lugar de trabajo; arreglos laborales debidamente diseñados, como el teletrabajo; y la baja remunerada por enfermedad.

Por último, hacer pleno uso del diálogo social entre los Gobiernos y las organizaciones de trabajadores y empresarios, que históricamente ha generado soluciones efectivas, prácticas y equitativas para el tipo de desafíos al que se enfrenta el mercado laboral.

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