New York, 26 de enero, 2021.- “Una palabra define al mundo contemporáneo, esa palabra es la fragilidad”, ha afirmado este lunes el Secretario General de la ONU a través de un vídeo mensaje dirigido al Foro Económico Mundial de Davos, que empezó hoy sus trabajos.
Para António Guterres, se trata de la fragilidad de la economía, que vive su peor momento de los últimos cien años, pero también de la fragilidad creada por la desigualdad económica; de la fragilidad surgida de la desigualdad de género; de la fragilidad en la que nos colocan las divisiones geopolíticas; que pueden partir al mundo en dos grandes bloques; de la fragilidad del ciberespacio, ante la falta de consenso para lograr un beneficio del mundo digital mientras se evitan los riesgos; de la fragilidad del régimen desarme que aumenta los riesgos de una carrera armamentista nuclear y química…
Pero, sobre todo, de la fragilidad ante las dos amenazas existenciales que afronta la humanidad en este momento histórico: el cambio climático y la desaparición de la biodiversidad.
“Ha llegado la hora de la verdad”, declara solemne Guterres, quien ve la recuperación de la pandemia del COVID-19, que hasta el momento se ha cobrado dos millones de vidas, como una oportunidad para superar esas fragilidades y ser resilientes.
“Todas esas amenazas y todos esos obstáculos al progreso exigen diálogo y cooperación”, advirtió Guterres quien dijo que “se necesita una economía mundial que tenga un respeto universal por las leyes internacionales” y “se necesita un mundo multipolar con fuertes instituciones multilaterales”.
A su juicio Gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado y sociedad civil deben encaminarse en una misma dirección, la que marca la Agenda de Desarrollo Sostenido 2030 y sus Objetivos.
Y para lograr caminar todos juntos “se necesita un Nuevo Contrato Social y un nuevo Pacto Económico Mundial que cree igualdad de oportunidades para todos, con respeto de los derechos y las libertades de todos”, agregó Guterres.
Ese Nuevo Contrato Social puede permitir que los jóvenes vivan con dignidad; asegurar de que las mujeres tengan las mismas perspectivas y oportunidades que los hombres; y proteger a los enfermos, los vulnerables y las minorías de todo tipo, según el responsable de las Naciones Unidas.
Pero aseguró que la recuperación inclusiva y sostenible en todo el mundo de la pandemia de COVID-19 dependerá de la disponibilidad universal de las vacunas y su eficacia, del apoyo fiscal y monetario inmediato tanto en países desarrollados como en desarrollo, y de un estímulo económico transformador a largo plazo.
“En un tiempo récord, los científicos han producido pruebas rápidas, tratamientos y vacunas contra el COVID-19. Nuestro desafío ahora es realizar el mayor y más rápido despliegue de vacunas que el mundo haya visto jamás, que llegan a todos, en todas partes”, explicó.
Sin embargo, los suministros de vacunas son escasos y su distribución desigual, señaló antes de comentar que vacunar solo a los países desarrollados no les protegerá si al mismo tiempo no se hace en los en desarrollo, ya que dejar a poblaciones enteras expuestas al virus provocará que haya más probabilidades para que este pueda mutar y hacer que las vacunas sean ineficaces.
Por tanto, se necesita la solidaridad y la cooperación internacional, dijo.