Algunos de nuestros amables lectores han de recordar los tiempos cuando en las escuelas dominicanas se realizaban los viernes culturales, en donde los alumnos mostraban sus habilidades para el canto, la poesía, el baile, la actuación o cualquier otro talento, las veladas nocturnas y el orgullo de los estudiantes de entonces cuando obtenían buenas calificaciones en la materia de Moral y Cívica.
Los educadores, con el apoyo de los padres, se esmeraban en asegurarse que los alumnos siguieran normas de respeto, tolerancia, honestidad, criticidad, humildad y en general un comportamiento con valores sociales, conectados de tal forma que fueran consolidando en las personalidades individuales del educando una actitud armónica con el resto del entorno comunitario.
Hoy en las escuelas dominicanas con pocas excepciones predomina la indisciplina, los antivalores, el irrespeto, la violencia verbal y física. Los maestros imparten docencia, desmoralizados, aterrados por «menores «quienes les amenazan, les insultan, les chantajean, en ocasiones llegando al extremo de levantarles acusaciones calumniosas, para desacreditarles o hacerle perder el trabajo.
Hay que enfrentar ahora ese deterioro moral, por eso respaldamos la decisión del Ministerio de Educación (MINERD), de reintroducir de forma obligatoria la materia de Moral y Cívica en el próximo periodo escolar, con la intención no sólo de enseñar contenidos didácticos, sino como parte de un aprendizaje articulado con valores ciudadanos, que preparen a los estudiantes para una adultez responsable, ética y de acuerdo con las reglas de convivencia social.
La inclusión de la Moral y Cívica en las escuelas impulsa y fortalece la calidad docente, que adicionado a la atención, cuidado y observación de los padres, sienta las bases para volver a generaciones de niños y jóvenes desarrollándose en una atmósfera positiva, con fundamentos sólidos hacia una convivencia sana ,reflexiva y de mejores ciudadanos .
