El anuncio del presidente Luís Abinader durante su rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, en torno a la construcción de una verja perimetral en la zona limítrofe con Haití, ha sido recibido con agrado por la ciudadanía, y abarcará en principio unos 190 kilómetros.
La justificación para iniciar durante el segundo semestre de este año el proceso de reforzamiento en la seguridad fronteriza está basado en los constantes hechos delictivos cometidos por bandas haitiana organizadas, dedicadas hasta el momento a robar vehículos, ganados, atracar personas, violar mujeres, traficar drogas y toda una gama de acciones criminales, escudados en el caos institucional que corroe Haití.
Dada la experiencia con otras verjas levantadas con ánimos de contrarrestar el contrabando de mercancías sin pagar impuestos aduanales, una verja perimetral de 190 kilómetros no llenaría el cometido de protección y seguridad esperado, pues es bien conocido las veces que las anteriores han sido vandalizadas desde el lado haitiano.
Es preferible comenzar por partes a construir un muro completo, priorizando
las áreas identificadas como problemáticas, pues, si bien en términos económicos a corto plazo resulta más costoso el levantamiento de un gran muro fronterizo, a mediano plazo no sería necesario el despliegue de casi 10 mil soldados y el uso aproximado del 16% del presupuesto anual del Ministerio de Defensa que la ubicación de esas tropas acarrea.
La instalación de sensores de movimiento, cámaras de vigilancias y el uso de drones anunciados por el mandatario tendrían un mejor uso si las verjas fronterizas sólo son instaladas temporalmente, mientras poco a poco se inicia la construcción de un muro fronterizo en los 391 kilómetros divisorios, para que los habitantes de esas provincias puedan finalmente vivir en paz y con seguridad.