viernes, octubre 11, 2024
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Sin acciones e inversiones, América Latina y el Caribe tendrá en 2030 el segundo índice más elevado de matrimonio infantil del mundo

 Una de cada cuatro niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años

“Los matrimonios y las uniones infantiles, tempranos y forzados (MUITF) son una realidad en América Latina y el Caribe, a pesar de su falta de visibilidad”, plantea una publicación del Grupo de trabajo del Programa Conjunto Interinstitucional para Poner Fin al Matrimonio Infantil y a las Uniones Tempranas en América Latina y el Caribe, integrado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).

El matrimonio infantil es una violación a los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes, que afecta desproporcionadamente y de manera persistente a las niñas. Eliminar esta práctica nociva es una meta por cumplir en la región, central para lograr la igualdad de género y el desarrollo sostenible, enfatiza la CEPAL.

Una de cada cuatro niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años. Su prevalencia en la región no ha variado en los últimos 25 años, y sin acciones e inversiones, América Latina y el Caribe (ALC) tendrá, para el año 2030, el porcentaje más elevado de matrimonio infantil, por detrás únicamente de África Subsahariana, alerta el documento Los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados: prácticas nocivas profundizadoras de la desigualdad de género en América Latina y el Caribe.

Los porcentajes de niñas y adolescentes varían desde menos del 10% en Jamaica hasta más del 30% en República Dominicana, Nicaragua, Honduras y Belice; sin embargo, estos números podrían ser mayores debido a la falta de datos y porque la información básica sobre matrimonios y uniones tempranas no está disponible en varios países, especialmente en el Caribe, de acuerdo con el estudio elaborado en el marco del Convenio Interinstitucional entre CEPAL y UNFPA.

El matrimonio infantil se encuentra prohibido actualmente en nueve países de América Latina y en dos del Caribe, en concordancia con los estándares internacionales. El último país en legislar esta prohibición fue República Dominicana en enero de 2021. Sin embargo, 13 países de la región todavía permiten el matrimonio a partir de los 16 años con autorización de los padres, los representantes legales o de un juez. Más preocupante aún es la situación en seis países de la región donde está permitido casarse antes de los 16 años por motivos calificados, según el documento.

Los MUITF, apunta el estudio, “constituyen fenómenos complejos relacionados con desigualdades de género, violencia, pobreza, abandono escolar, embarazo adolescente y marcos legales inadecuados y políticas públicas limitadas o inexistentes, que ponen en riesgo el presente y futuro de las niñas y las adolescentes”.

De acuerdo con el documento, los MUITF son causa y consecuencia de una limitada autonomía física, económica y en la toma de decisiones para las mujeres y afectan de manera desproporcionada a niñas y adolescentes de zonas rurales y hogares en situación de pobreza y con menos acceso a la educación. En algunos países, la pertenencia a pueblos indígenas también se relaciona significativamente con una mayor prevalencia.

Estas prácticas nocivas profundizan las desigualdades de género, en particular reproducen la injusta división sexual del trabajo desde muy temprano en la infancia.

Las niñas y adolescentes casadas o en uniones duplican como mínimo la cantidad de horas de tiempo dedicado al trabajo no remunerado –incluyendo el trabajo doméstico y el tiempo dedicado a los cuidados-, en relación con sus pares niños o adolescentes casados o en unión, y llegan hasta quintuplicar (Ecuador, Guatemala) y hasta octuplicar (República Dominicana) la carga horaria. En tres países con información disponible (Colombia, Guatemala y México), las niñas y adolescentes casadas o unidas dedican más de 40 horas semanales a este tipo de trabajo, lo que se acerca a una jornada laboral completa.

Los matrimonios infantiles y las uniones tempranas exponen a las niñas a embarazos en la adolescencia.  Las cifras para la región indican que la mayoría de las mujeres que contrajeron matrimonio durante su niñez dio a luz antes de cumplir 18 años; 8 de cada 10 lo hicieron antes de cumplir los 20 años y la mayoría de estos embarazos fue no deseado, según el estudio que busca ser un aporte para cumplir los compromisos asumidos por los gobiernos en la meta 5.3.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en la agenda global y regional de género.

La existencia de algunas iniciativas y programas públicos es insuficiente frente a la gravedad y consecuencias de esta problemática; más aún, se registran muy pocos avances en la generación de políticas públicas adecuadas e integrales y con asignación presupuestaria, que erradiquen esta práctica nociva. El estudio plantea una serie de recomendaciones tales como impulsar el compromiso político al más alto nivel; visibilizar la situación de los MUITF; rendir cuentas sobre los compromisos asumidos en esta materia; continuar avanzando en los cambios de los marcos legales; garantizar el acceso de niñas y adolescentes a la educación gratuita, universal, sensible al género y culturalmente apropiada, sin ningún tipo de discriminación; romper el silencio estadístico, y asegurar la participación significativa de las niñas y adolescentes, integrando sus ideas y experiencias en programas y políticas públicas.

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