o que hubo en la Suprema Corte de justicia es un cambio de fichas, en un juego de ajedrez, “a lo dominicano”, de un “Quítate tú pa`ponerme yo”.
Sin la necesidad de adentrarse en un análisis profundo de la honestidad y seriedad de los nuevos integrantes de esa corte de alzada, es más que evidente, que se trató de un uso a todo pulmón del poder.
Pues, se pone a la cabeza, a un miembro del Comité Central del PLD por otro, uno que respondía a la corriente política del ex presidente Leonel Fernández, y el de ahora, a la corriente política danilista.
Sin embargo, asumimos la honestidad y el buen comportamiento del abogado Luis Henrry Molina, en los estamentos que estuvo, y no esperamos menos en la Suprema Corte de Justicia.
Dice un manilo refrán. “Que es mejor mal sentado, que bien parado”…
Entendemos que ello no puede ser ápice de obstrucción de una buena justicia, si se aplica el tan cacareado dicho jurídico de que, “el juez tiene que ser mal agradecido”, a la hora de impartir justicia.
La surte está echada: Está entonces en mano de los magistrados responder a las expectativas de la población de rescatar ese poder del Estado y ponerlo al servicio de real realidad, en la imposición de justicia.