En el presente contexto de expansión del COVID-19 en nuestro país, constituye un error de enfoque para los sectores en pugna electoral, intentar politizar de manera desmesurada la crisis que en todos los aspectos está produciendo la pandemia.
Con la sumatoria de infectados dominicanos, superando los 4 mil y centenares de fallecidos sin que todavía se evidencie el pico de la ascendente curva del coronavirus, la población demanda de acciones conjuntas que permitan detener el contagio y la búsqueda de propuestas para mitigar los efectos económicos y sociales.
En tal situación, lo primordial es el temor de las personas por sus vidas, y por tanto, una politización extrema de la crisis puede cosechar frutos electorales inesperados y adversos para los actores imprudentes en esta coyuntura especial.
Ni el gobierno, ni la oposición pueden incurrir en ese trayecto, todo lo contrario, lo ideal sería elaborar un plan integral para enfrentar como Estado, esta pandemia.
El marco «sui géneris» de la situación debe motivar tanto a los opositores como al gobierno a manejarse con inteligencia, porque ambos ganarían, si se logra aunar esfuerzos y marcharle al coronavirus en una misma dirección y con el único interés de salvar vidas, no electores.
Solo la unidad de todos los sectores de la vida nacional conducirá, al respeto, a la confianza y a la credibilidad en el manejo de los recursos, cuyo fin es y tiene que ser, la salud y el desarrollo de los dominicanos.
