Ginebra, 15 de mayo, 2020.- Equilibrar los imperativos económicos con los imperativos de salud y de derechos humanos durante la pandemia COVID-19 será una de las experiencias más delicadas, desalentadoras y definitorias para todos los líderes políticos y todos los Gobiernos, dijo el pasado jueves la Alta Comisionada para los Derechos Humanos.
“Su lugar en la historia se decidirá por qué tan bien o qué tan mal se desempeñen en los próximos meses. Si su respuesta se basa en los intereses de una élite en particular, causando que la enfermedad vuelva a estallar en otras comunidades menos privilegiadas o marginadas, esto repercutirá en todos”, advirtió Michelle Bachelet durante una conferencia de prensa virtual en Ginebra.
Bachelet aseguró que, como ex política y ex presidenta, entiende lo difícil que es para los líderes nacionales y los partidos sacar la política de la ecuación a la hora de responder al COVID-19.
“Pero esta pandemia no será contenida por la política o las ideologías, o por un enfoque puramente económico. Será contenida por una formulación de políticas cuidadosa, sensible y guiada por la ciencia, y por un liderazgo responsable y humano”, dijo.
La Alta Comisionada aseguró que dejar que la política o la economía impulsen la respuesta a expensas de la salud y los derechos humanos costará vidas y causará aún más daños tanto a corto como a largo plazo.
“Tales enfoques simplemente no son sostenibles. Y tampoco serán sostenibles en el futuro. No podremos simplemente regresar a la economía «normal» y a otras partes del statu quo anterior a COVID-19 cuando termine la pandemia. Esa debería ser la lección más importante aprendida de esta crisis”, apuntó.
Para Michelle Bachelet, está claro cómo ni siquiera los países más ricos y poderosos estaban listos para hacer frente a una pandemia como la actual, a pesar de la gran cantidad de advertencias de larga data de los expertos médicos de que iba a suceder eventualmente.
La Alta Comisionada reiteró que, si bien el virus no en sí no discrimina, sus impactos desiguales han dejado al descubierto las desigualdades sociales y económicas provocadas por el hombre de las que se alimenta.
“El impacto general sobre las vidas y las economías es claramente catastrófico, pero, como era de esperarse, los datos ahora comienzan a mostrar que los más pobres y marginados, aquellas personas que sufren los mayores déficits de derechos humanos, están siendo los más afectados.”
Según Bachelet, una serie de lecciones ya se están volviendo claras, incluyendo que descuidar los derechos económicos y sociales de partes de la población al final repercute en todos los demás.
“Cuán bien aprendamos esas lecciones será de gran ayuda para determinar la escala y la duración de esta pandemia en particular. También debería ayudarnos a estar mejor preparados para prevenir o contener futuras pandemias, incluidas las que son potencialmente más mortales que COVID-19”, dijo.
La Alta Comisionada afirmó que esas lecciones debían ser aplicadas a otras crisis inminentes, como el cambio climático.
“Ahora estamos entrando en un período aún más complicado, con algunos países que comienzan a abrirse nuevamente después de los bloqueos, mientras que otros ven trágicamente que sus tasas de infección y mortalidad comienzan a dispararse por primera vez. Es probable que la segunda y hasta la tercera oleada de COVID-19 ocurran en diferentes lugares en diferentes momentos con diferentes grados de severidad”, alertó.
Bachelet afirmó ser muy consciente de lo complejo que es encontrar el equilibrio adecuado para los Gobiernos.
“Tienen que lidiar con el manejo de la situación médica de la manera más efectiva posible, al mismo tiempo que intentan evitar que sus economías colapsen, con todos los efectos devastadores adicionales que esto tendrá, y ya está teniendo, en sus poblaciones. En el futuro, los principales desafíos de derechos humanos continuarán estando inextricablemente entrelazados con los médicos y económicos”, explicó.
Según la Alta Comisionada, si la reapertura de las sociedades se maneja de una mala manera, todos los enormes sacrificios realizados durante el cierre inicial habrán sido en vano, y los daños económicos y a las personas se ampliarán significativamente.
Bachelet enumeró, haciéndose eco de algunas de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, cinco criterios que deben tener en cuenta los países antes de levantar el confinamiento.