La muerte del militar Bartolo Familia Solís mientras prestaba servicios en la línea fronteriza, ocurrida a manos de nacionales haitianos para robarle su arma de reglamento, se suma a otros episodios similares que incluye un nuevo intento de desarmar a otros soldados en el puesto de control «La Javilla».
Mientras en la oportunidad anterior los desaprensivos haitianos asesinaron a Familia Solís, en esta ocasión los militares respondieron con sus armas al intento de arribarles sus fusiles, resultando un haitiano muerto mientras que los demás acompañantes huyeron hacia territorio haitiano.
Estos eventos contra los soldados que resguardan la frontera no son aislados, son parte de un plan orquestado de las pandillas haitianas para crear escenarios de provocación y tensión entre ambos países, además buscan obtener nuevos armamentos para utilizarlos en sus fechorías en ambos lados de la isla.
Quienes piensen que las pandillas haitianas no están operando en la República Dominicana están equivocados, las ramificaciones de esas agrupaciones criminales hace tiempo que se establecieron y se extendieron hacia esta parte, porque ellos necesitan desplegar personeros que puedan ejecutar las órdenes de sus jefes, cuando se precise, esas células simplemente se mantienen todavía en bajo perfil.
Los constantes intentos de desarmar militares en la frontera siguen el mismo esquema de ataques repentinos y en grupo, con lo que pretenden lograr un éxito seguro contra soldados ubicados en destacamentos apartados o que ellos consideran desprevenidos, por lo que, las autoridades nacionales deben elaborar estrategias efectivas para contrarrestar esos planes de las bandas delictivas haitianas, establecidas en la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón.