“Esta no es una crisis financiera, es una crisis humana”, dijo categóricamente este martes el Secretario General de las Naciones Unidas al referirse a los efectos socioeconómicos del coronavirus COVID-19, añadiendo que se trata de la mayor debacle observada desde la Segunda Guerra Mundial.
António Guterres apeló a la responsabilidad compartida y a la solidaridad mundial para hacer frente al impacto de la pandemia y llamó a la unidad para mitigar el golpe que está recibiendo la población.
El líder de la ONU presentó un informe que describe la magnitud del problema, la gravedad de los casos y la desarticulación económica y social que provoca el virus, cuyo avance alcanza ya a 700.000 personas contagiadas y más de 33.000 muertas en 204 países, áreas y territorios.
“El COVID-19 es la máxima prueba que hemos encarado juntos desde la formación de la ONU. Esta crisis humana requiere una acción coordinada, decisiva, incluyente e innovadora de las economías líderes y demanda un enorme apoyo financiero y técnico a los países y poblaciones más pobres y vulnerables del mundo”, afirmó, destacando que aún no hay una estrategia coordinada entre los países. “Necesitamos una acción articulada.”
La humanidad está en juego:
“Este es el momento de la verdad”, declaró Guterres durante la presentación virtual del informe a la prensa. “El género humano está en juego.”
La divulgación del informe ocurrió precisamente después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciara que la economía mundial ha entrado en una etapa de recesión tan aguda o peor que la de 2009 que siguió a la crisis financiera global.
El documento incluye un plan de respuesta de gran escala, orquestado y multilateral que necesitaría recursos equivalentes al menos al 10% de producto interno bruto mundial.
Según esa estrategia, el sistema de la ONU, liderado por la Organización Mundial de la Salud, en este caso, asistiría a los Gobiernos y socios en el proceso de respuesta y recuperación mediante su red de oficinas en los países.
Somos tan fuertes como el más débil:
Guterres aseguró que es fundamental que los países desarrollados asistan inmediatamente a los menos desarrollados para que apuntalen sus sistemas de salud y su capacidad de respuesta para detener la transmisión del coronavirus.
“De otra manera, sufriremos la pesadilla de la enfermedad propagándose como un incendio sin control en los países pobres, con millones de muertes y con la perspectiva de que el padecimiento resurja donde ya había sido suprimido”, advirtió en el Secretario General.
“Recordemos que somos tan fuertes como el sistema de salud más débil de nuestro mundo interconectado”, enfatizó.
En este renglón, expresó preocupación especial por África e instó a los países de las 20 mayores economías del mundo a respaldar la iniciativa G20 propuesta en la reciente Cumbre de ese grupo de ese grupo, celebrada de forma virtual.
Guterres abogó además por frenar las dimensiones devastadoras de esta crisis en los colectivos más afectados, como mujeres, ancianos, jóvenes, trabajadores de cuello azul, empresas pequeñas y medianas, trabajadores del sector informal y grupos vulnerables, sobre todo los que viven en escenarios de conflicto o emergencias humanitarias.
Un futuro con dos opciones:
El panorama cuando salgamos de esta crisis nos presentará dos opciones: volver al orden mundial de antes de la pandemia o lidiar decididamente con los problemas que nos hacen innecesariamente vulnerables, alertó Guterres, recalcando que la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible es el camino para construir sociedades más equitativas para todos.
“La recuperación de esta crisis nos debe conducir hacia una economía diferente”, puntualizó.
Finalmente, el Secretario General insistió en la necesidad mundial de solidaridad. “Con solidaridad podemos derrotar al virus y construir un mundo mejor”, concluyó.