Como si no fuera poco el rebrote existente y las informaciones difundidas sobre las nuevas modificaciones del coronavirus en las poderosas variantes delta y delta plus, lo cual requiere acelerar al máximo el programa de vacunación para evitar más víctimas mortales, ahora resulta que tenemos grupos de boicoteadores moviéndose en sentido contrario.
El malecón de Santo Domingo fue el escenario escogido por un minúsculo grupo de personeros «antivacunas”, reclamando un alegado derecho a no aplicarse el antídoto destinado a frenar el avance de una pandemia que cada día suma más contagiados.
Con cartelones y consignas, anunciando un supuesto «control de las personas» mediante las vacunas anticovid, esos individuos violentan varios artículos de la Ley General de Salud 42-01 y atentan contra la salud colectiva de la población, al promover ideas y comportamientos negativos.
El accionar de esas personas radica en falsas creencias, alienación y concepciones anticientíficas que desconoce y reniega de la vital trascendencia que constituye para la salud de todos los dominicanos, el alcanzar la necesaria meta de inmunidad de rebaño, especialmente ahora que las mutaciones más agresivas y letales del virus, ya circulan en el país.
Esa actitud retrógrada es lesiva al interés nacional, pues se cimenta en falsedades, medias verdades, incredulidad y oscurantismo de personas que a su vez multiplican y esparcen esas falacias en redes sociales y medios de internet, contribuyendo a fortalecer el recelo y la desconfianza de algunos ciudadanos reticentes a vacunarse.
En las circunstancias actuales de ataque sin pausa del coronavirus, defender o promover la idea de no vacunarse es colocarse indefectiblemente de espaldas al requerimiento de la patria.
