A menos de una semana de que inicie la temporada reducida de las Ligas Mayores a causa del coronavirus, siguen apareciendo los testimonios de los peloteros que se han infectado por la pandemia que, aunque la mayoría han sido asintomáticos, hay casos que reflejan la angustia por la que muchas personas han pasado en los últimos meses al contagiarse por COVID-19 sin importar la edad.
Tal fue la experiencia del primera base de los Bravos de Atlanta, Freddie Freeman, quien contrajo la enfermedad en fechas recientes y vivió los momentos más complicados a principios del mes de julio, a pesar de ser un deportista de alto rendimiento en plenitud a sus 30 años de edad y sin factores de riesgos por otra enfermedad.
“Dije una pequeña oración esa noche. Nunca antes había tenido tanto calor. Mi cuerpo estaba muy, muy caliente, así que dije: ‘Por favor, no me lleves’. No estaba listo”, aseguró Freeman en videoconferencia de prensa, quien llegó a tener 104.5 (40ºC) de temperatura.
Si bien el inicialista de los Bravos no necesitó de llegar al hospital para ser atendido, confesó que atravesó por los momentos más temerosos de su vida y ahora que está sano una vez más, valora aún más la oportunidad de regresar a los diamantes.
“Me siento como un niño en una tienda de dulces otra vez”, dijo Freeman, quien durante la cuarentena incluso había compartido videos en familia con su pequeño hijo Charlie, con apenas 2 años de edad. “A veces olvidas lo mucho que te gusta este juego. Realmente me lo perdí. Estaba tan emocionado cuando llegué al campo“, agregó el pelotero, quien a pesar de reportarse después al campo de entrenamiento del equipo debido al COVID-19, podría estar listo para iniciar la temporada en tiempo el próximo 24 de julio.