Hasta los chinos de Bonao saben que las cumbres, reuniones o encuentros patrocinados por Estados Unidos en cualquier parte del globo persiguen en primera instancia consolidar sus intereses geopolíticos, máxime cuando la primera potencia militar del planeta enfrenta crecientes desafíos a su hegemonía.
La vapuleada IX Cumbre de Las Américas,realizada en la ciudad de Los Ángeles, no fue la excepción de la regla, impulsando compromisos entre los países asistentes para ayudar a contener uno de los serios problemas internos del presidente estadounidense, consistente en masivas oleadas de inmigrantes indocumentados en la frontera sur.
De ahí surge la «Declaración de Los Ángeles sobre Migración y protección», cuyos pincelazos se concretizan en las palabras de Joe Biden en torno a que «la migración ilegal no es aceptable y vamos asegurar nuestras fronteras» y que «ninguna nación debe asumir sola esta responsabilidad».
Aunque el mandatario dominicano Luis Abinader informó que no firmó la declaración final, porque le hicieron llegar el documento con poco tiempo de antelación para analizarlo y consultarlo, en la práctica el contexto y sustrato de las intenciones norteamericanas, urgidos por las elecciones congresionales de noviembre, favorecen a la República Dominicana.
Porque ha sido una constante en los gobernantes locales reclamar a la comunidad internacional para que aborden de manera definitiva la inestabilidad haitiana, que ocasiona avalanchas de indocumentados hacia muchos países, incluyendo Estados Unidos, pero primordialmente hacia República Dominicana.
Entonces, Abinader debe tomarle la palabra a Biden, acelerando la construcción de la verja con Haití, requerir ayuda económica de EEUU, para nueva tecnología y contratar cientos de nuevos agentes migratorios para localizar y deportar a los indcoumentados, porque como dijo el jefe supremo a los delegados de su «patio trasero» la migración ilegal no es aceptable» y «ninguna nación debe asumir sola esta responsabilidad», ¿verdad Biden?.
