El 7 de octubre de 2001, Roberto Martin Antonio Bonilla, un pelotero oriundo del Bronx y de ascendencia puertorriqueña, jugó su último partido en las Ligas Mayores después de 16 años en La Meca del béisbol; sin embargo, su retiro no significó dejar de percibir su sueldo como jugador activo, por el contrario, marcó el inicio de una de las negociaciones más recordadas en la historia del deporte.
En el año 2000, Bobby Bonilla, nombre con el que se popularizó en el medio beisbolístico, fue liberado de los Mets de Nueva York cuando aún le quedaba pendiente una temporada de contrato y un adeudo de $5.9 millones de dólares, por lo que acordó con el club que en lugar de recibir el remanente en una sola exhibición, le pagarían diferido cerca de $1.2 millones de dólares anuales por un cuarto de siglo pero a partir de 2011, es decir, hasta el 2035, cuando haya cumplido 72 años de edad y al final recibido casi $30 millones sin jugar un solo partido.
La decisión de los Mets en aquel entonces obedeció a que prefería ingresar el dinero en una inversión que dárselo a Bonilla, con la apuesta de que, con el tiempo, las ganancias por sí solas pagarán el adeudo con el pelotero, algo que al final no sucedió.
Bonilla jugaría su última temporada en Las Mayores con los Cardinales de San Luis pero con la tranquilidad de que nueve años más tarde comenzaría a recibir una suerte de pensión cada 1 de julio, el cual ya es conocido en el mundo del béisbol como el “Día de Bobby Bonilla”.
Incluso con los altos sueldos que se manejan en la actualidad, los $1,193,248 dólares que Bonilla recibe al año son superiores al ingreso de más de la mitad de los peloteros en las Ligas Mayores y ante una temporada inédita como la que se jugaría el 2020 con un recorte a 60 partidos en el calendario regular, Bonilla ganará, a sus 57 años, más que el 65 por ciento de los peloteros activos en la ‘Gran Carpa’.