Como si fuera una película que se repite una y otra vez hasta que el espectador pierde el interés por el curso de unos acontecimientos cuyo desenlace se ha visto múltiple veces, la Autovía del Este vuelve a ser el escenario de otro aparatoso accidente vehicular, con el lamentable balance de muertos y heridos.
Las calles, carreteras y autopistas dominicanas son caminos de la muerte pues las negligencias generalizadas de los conductores de automóviles, camiones o motocicletas son de tal magnitud que compiten entre ellos por el primer lugar en cuanto a la imprudencia con la que se desplazan cada día.
En el caso que nos ocupa, el conductor de un carro que viajaba a gran velocidad por la Autovía del Este se estrelló contra una patana cargada de caña que se hallaba estacionada en el puente Higuamo del mencionado trayecto, con mortales consecuencias, además de crear un caos en el tránsito por varias horas.
Obviamente, la patana cargada de caña no debió detenerse en el puente, pero pudo estar averiada, pero si el automovilista hubiera estado conduciendo con la precaución necesaria, hubiera tenido tiempo para detenerse o para poder maniobrar logrando eludir el percance.
La imprudencia y la carencia de señales de tránsito es la mutual del desastre, pues si bien las señales son desobedecidas muy a menudo, también pueden contribuir a que los conductores respetuosos de la ley, puedan tener conocimiento de desvíos, limitaciones de velocidad u otras advertencias, para estar alertas y evitar los permanentes accidentes de tránsito en el país.