BRASIL. –Seis años después la Selección Argentina volvió a disputar una final en el estadio Maracaná, tras haber perdido ante Alemania en el Mundial 2014, y esta vez la suerte los acompañó. Rompieron una larga racha negativa sin títulos oficiales de 28 años y lo hicieron con un sabor especial, ante Brasil en su casa y con Lionel Messi como encargado de levantar el trofeo de nuevo “Rey de América”.
Estudio, roces y poca profundidad en los primeros compases. El primero en atreverse a romper el hielo fue Neymar Jr. con un “sombrerito” al minuto 7, esto encendió a los argentinos e incluso a la Verdeamarela. A los 13’ el astro brasileño sufrió el rigor Albiceleste, cuando estos le rompieron el short y le empezaron a pegar de forma calculada.
Y en ese dilema de juego, Rodrigo De Paul tuvo la capacidad para saber leer el pase que le marcaba Ángel Di María al vacío para ganarle las espaldas a los centrales adelantados de Brasil. “El Fideo” controló y envió una definición con picada por encima de Ederson.
De esa manera se abrió el marcador y el rosarino festejó con su acostumbrado corazón. Argentina empezó a controlar el partido hasta llegar al meridiano del juego. No había respuestas por parte rival.
En el complemento Tite quiso cambiar la dinámica del juego y le dio ingreso a Roberto Firmano para tener más presencia ofensiva. En su lugar sacó a Fred y envió a Paquetá a jugar en el doble cinco con Casemiro.
También entraron Emerson, Vinicius Jr. y Gabriel Barbosa. Todos con la intención de igualar el desafío y les fue imposible. Argentina realizó los ajustes necesarios para aguantar el resultado y levantar el trofeo en Rio de Janeiro.
