sábado, febrero 8, 2025
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Actitud dominicana ante crisis haitiana

El creciente poder y dominio de territorio haitiano por parte de los grupos delincuenciales armados y envalentonados por reiterados fracasos operativos de las desbordadas fuerzas de seguridad haitianas, nos indican que los elementos característicos en un panorama de peligrosa ingobernabilidad se acentúan en esa nación.

La dimisión de otro primer ministro, en este caso Joseph Jouthe, quien días antes había pronosticado un «derrumbe» gubernamental, a propósito del secuestro de 12 religiosos, incluidos algunos de nacionalidad francesa por parte de pandillas armadas, nos ofrece una tétrica perspectiva de la situación.

En esa delicada coyuntura, la postura oficial dominicana puede sintetizarse en las declaraciones del canciller Roberto Álvarez, estableciendo que «la inestabilidad de Haití amenaza la de República Dominicana», o en otras palabras, que nuestro país no está preparado para abordar individualmente un escenario de guerra civil o caos generalizado en la otra parte de la isla.

Por razones de índoles económicas, sociales, políticas, de salud pública y de seguridad nacional, la actitud dominicana debe ser la de reclamar urgentemente en las instancias internacionales y gobiernos influyentes, actuar sin dilación, propiciando un clima de consenso en los sectores organizados haitianos hacia una solución electoral de la crisis.

Dicho lo anterior, no resulta beneficioso para la República Dominicana, la participación de sectores políticos dominicanos (algunos de ellos progresistas), promoviendo la caída del tambaleante presidente Jovenel Moise, porque si eso ocurriera, originaría un vacío de poder con efecto dominó, cuyo impacto para nuestro país, en todos los órdenes, sería incalculable.

Haití está al borde del colapso y querámoslo o no, nada podría evitar las estampidas haitianas hacia este lado de la isla, si las bandas de malhechores armados toman protagonismo y control en un escenario de vacío de poder, lo próximo sería una tardía intervención pacificadora  multinacional, propuestas de campamentos de refugiados aquí y una extensión paulatina de la crisis hacia nuestro territorio, lo cual no puede ser el deseo de ningún dominicano.

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