Atendiendo a la convocatoria de países que respaldan a Ucrania en el conflicto militar con Rusia, el presidente Luis Abinader acudió presuroso a Suiza a la «Cumbre por la paz en Ucrania», realizada con un fallo de origen, porque si en verdad se quería la paz debió invitarse a la otra parte beligerante, es decir, a Rusia.
Como único representante de la región del Caribe, Abinader fue recibido por funcionarios de tercera categoría en Suiza porque en las asistencias verdaderamente importantes en esa cumbre la conformaban los jefes de Estados y de Gobiernos comprometidos en el apoyo económico-militar a Ucrania, cuya situación en el frente de combate se deteriora.
Abinader tuvo una participación efímera en la Comisión de Trabajo sobre Seguridad Alimentaria, coordinada por el mandatario Keniano William Ruto, para declarar que la guerra Rusia-Ucrania afecta la economía dominicana, por el incremento en los alimentos, los hidrocarburos y por el desplome en las visitas turísticas de rusos y ucranianos.
Esas declaraciones pudo realizarlas aquí, por tanto no se justifica un viaje del presidente Abinader a Suiza a decir lo que todos sabemos, sólo por complacer a otros, porque cuando el ex presidente Hipólito Mejía cometió la torpeza de enviar soldados dominicanos a Irak por pedido de Estados Unidos, lo hizo pensando que la potencia del norte le apoyaría en su fallida reelección y no es el mismo caso.
De los países invitados 40% no asistió y de los 92 asistentes, 78 firmaron el documento final con algunos denunciando que rubricaron bajo amenazas, chantajes y presiones de las potencias pro-Ucrania, en pocas palabras la inasistencia o no firma del documento por muchos países, hizo al presidente Ucraniano admitir que la Cumbre no cumplió su objetivo a cabalidad.
Siendo así las cosas, la interrogante necesaria del pueblo dominicano es: ¿Qué ganó la República Dominicana en esa Cumbre? y si la respuesta es nada, entonces surge la siguiente pregunta: si el país no jugaba ningún papel allí, a qué fue Abinader a Suiza?
